Reseña de “Vídece. La Expansión” de Ernesto A. Bianchi
Este tomo corresponde a la última entrega de la saga Magjaber, de un total de cinco, que llega hasta nuestros días dando un nuevo significado a las realidades que la investigación y las nuevas tecnologías nos proporcionan.
Vídece, en un debate continuo consigo mismo, sobre la oportunidad de seguir sosteniendo un Universo sin sentido, llegará hasta las últimas preguntas, que tampoco parece que resolverán sus dudas.
Sostendrá conversaciones infructuosas con seres humanos y divinos y a ninguno entenderá ni absolverá. Pasará del porqué del principio de los tiempos, al para qué de hoy. Cada nueva justificación de los diversos universos paralelos, siempre fruto de un nuevo error, aumentará la aportación al estado de confusión existente en la actualidad, con el cruce constante de tendencias antagónicas. Un continuo fluir de energías que se anulan, aunque ello no sea el equilibrio, sino un eterno cansancio.
El autor se ha devanado los sesos, mostrándonos un sinfín de personajes que colaboran en el esclarecimiento, o no, de todas las dudas existenciales que pueda tener la Humanidad y, por qué no, el mismísimo mismo. Su presencia en la obra solo representa la capacidad de desarrollar la reflexión que requiere la trama; su relevancia está al servicio de lo que aportan para seguir devanando la madeja del tinglado universal. Apenas sabemos nada de ellos, ya que solo existen en función de la exploración de los acontecimientos; sus pequeñas vidas se sacrifican en aras del papel que se les adjudicó en la obra. Estamos ante un estudio megalítico de la Historia, en el que, quien participa, no deja de ser un peón más para el esclarecimiento que se pretende: no hay compasión.
Hay distintos narradores, porque en la novela, los propios personajes relatan y aclaran largos pasajes históricos. Esto se repite en toda la saga.
Cualquier ocasión origina reflexión y controversia y se diferencia de las otras, en la curiosa explicación que da para la eclosión de los diferentes sexos que en la actualidad tienen carta de naturaleza, según el autor, debida a la falta de organización para asignar almas a nuevos nacimientos, algo así como una confusión de destinos.
Igualmente, propone una nueva distribución de fuerzas en el panorama político, con mapas hegemónicos de tres grandes bloques… y mucho más.
Finalmente, el escritor nos dejará ante más incógnitas, como no podía ser de otra manera.
Definitivamente, “hay algo mal que anda bien”.
Adoración Pérez Ferrer
Editora de Maquetacionlibros.com