Entrevista a Patricia Martínez, autora de la novela histórica “La cautiva”
“No he querido tomar una postura romántica sobre los débiles, ni tampoco juzgar a los más poderosos. Me gusta que sea el lector el que reflexione sobre los hechos. Hay que dejar espacio para que el lector saque sus propias conclusiones.”
¿Cómo surgió la idea de esta novela? ¿Fue una saga desde el inicio? ¿O al comienzo solo fue un libro, un solo volumen?
La novela surge a raíz de un texto que leí de Borges en el que cuenta un episodio de la vida de su abuela inglesa, en Buenos Aires, en el siglo XIX y en el límite de los territorios donde dominaban los indígenas. Cuenta el encuentro de su abuela con una mujer blanca, también inglesa, cautiva desde hacía 15 años por parte de una etnia local, que dominaban aquellas zonas. Le dice que ella se ocupará de darle todo lo que necesite y que convencerá a su marido militar para que rescate a los dos hijos, que la mujer había tenido esos años. La “cautiva”, de esta historia de Borges, lejos de aceptar su oferta se opone de plano y le dice que no quiere cambiar de vida y que desea seguir cabalgando libre por la pampa…
En un principio no pensé en ninguna saga. Lo que ocurrió al acabar el libro fue que tuve la sensación de que podía contar otras historias de este período histórico tan complejo y con mujeres como centro de las historias, viviendo entre mundos dispares.
¿Te impusiste una rutina de escritura o te dejabas llevar por los momentos de inspiración y creatividad?
Soy una escritora disciplinada y me impongo rutinas diarias. Lo que sí es verdad es que tengo días más fructíferos que otros. Pero la constancia provoca, en mi caso, momentos inspirados.
¿Has tenido acceso a alguna documentación o archivo para escribir esta saga o ha recogido una tradición oral del pueblo mapuche y de los indios nativos en general?
Lo primero fue realizar una investigación histórica rigurosa de la época, puesto que la novela está ambientada en unos años concretos y para ser creíble debía estar bien documentada. Por otro lado, estudie la rica y sorprendente cosmogonía mapuche, sus costumbres y tradiciones.
¿Qué crees que les llamará más la atención a los lectores de esta novela?
Probablemente que no hay ni buenos ni malos y que al final en todas las guerras se cometen barbaridades de ambos lados. No he querido tomar una postura romántica sobre los débiles, ni tampoco juzgar a los más poderosos. Me gusta que sea el lector el que reflexione sobre los hechos. Hay que dejar espacio para que el lector saque sus propias conclusiones.
¿Qué parte del libro has disfrutado más escribiendo y por qué? ¿Cuál menos?
Sobre todo el libro es una reflexión acerca de las contradicciones humanas, sobre qué pasa en la psicología de un ser humano criado en dos culturas que están en guerra, como consigue vivir y conciliar dos posturas opuestas, qué consecuencias trae a su vida. He disfrutado mucho con toda la novela porque me ha servido para reflexionar acerca de aspectos de mi propia personalidad e historia.
¿Cómo fue el proceso de construcción de los personajes?
Los personajes iban surgiendo naturalmente y la mayoría cumplía la función de confrontar al personaje principal con estas dos culturas, ambas le habían proporcionado todo, ambas eran su vida, las dos la habían hecho tal y como era. Hay tres personajes femeninos que me han gustado mucho y que fueron una referencia en la vida del personaje central, llamada Amadora y luego Antumalen. La primera es una indígena de su infancia que comienza a instruirla en los saberes de la curación con plantas y que intuye que esta era una niña especial. Luego aparece una española muy peculiar que la sumerge, de una manera muy sui géneris, en la religión católica, el conocimiento y vida de diversos santos y místicos, que enlazan muy bien con las vivencias que la niña tiene y que ella asimila de manera muy natural. Finalmente destacaría a la única amiga de su vida adulta, una indígena. Hablaban idiomas distintos, pero ambas consiguieron superar esta barrera con amor y una amistad sincera.
¿Hay algún personaje que te haya costado especialmente componer, o del que estés más orgullosa?
Uno de mis favoritos es Minchekewün, el maestro de Antumalen. Me gusta su mesura, su manera de enseñar sin estridencias, con pocas palabras, parco en la demostración de sentimientos, pero entregado a su tarea de curar y de enseñar, para que el legado de su pueblo no se pierda. Y como en su generosidad y sabiduría encomienda, esta tarea, a una mujer blanca, su discípula, que acabará siendo como una hija para él.
Ya hemos visto que este esta novela pertenece a una saga de tres, ¿qué otros temas te interesan para seguir escribiendo en un futuro?
«La cautiva» es una novela histórica y las otras dos novelas, una irá al pasado y otra al futuro inmediato del primer libro. Me pareció muy interesante mostrar la perspectiva de los indígenas, contando la historia de la abuela del chamán, que instruye a Antumalén. Cómo la conquista trastoca la vida de las comunidades originarias y reflexionar acerca de cómo lo habrán vivido y qué pudieron hacer para subsistir y no perder su cultura. El tercer libro, contará la historia de la hija de Antumalén, el momento histórico peor para los mapuche, ya diezmados y confinados en reservas. Intentará hablar acerca de este hecho y cómo el personaje central, una mestiza, la más mística de las tres curanderas, intenta comprender ambas culturas y conciliarlas desde santos y personajes místicos de ambas tradiciones.
Cuáles dirías que son tus principales referentes literarios?
El realismo mágico es sin duda mi referencia. Me fascina este juego de la fina línea entre lo que es verdadero y lo que no lo es pero podría serlo…. Admiro a escritores como García Márquez, Isabel Allende, Alejo Carpentier, Borges, Cortázar. Y fuera de Latinoamérica me gustan mucho Javier Sierra, Ruiz Zafón, Orhan Pamuk, Amin Maalouf o Le Clézio.
Entrevista realizada por el equipo de Maquetacionlibros.com, http://www.maquetacionlibros.com/